Cada vez es más común observar mamás embarazadas que llegan a la
consulta de su ginecólogo, al control de su embarazo, provistas de
cintas de video para dejar registrado cada movimiento del hijo (a)
esperado. En ocasiones, las ecografías son incluso solicitadas por los
padres, quienes con natural ansiedad consultan por todos los detalles
del crecimiento fetal. La dificultad surge para el médico tratante
quien, con la mayor sutileza posible, debe explicar cuando no es
necesario realizar una ecografía y sólo llevar a cabo un control clínico
del embarazo.
El Dr. Mario Varela, Jefe del
Departamento de Ginecología y Obstetricia de Clínica Reñaca, explica que
la avanzada tecnología disponible actualmente permite realizar
seguimientos cada vez más acuciosos, no obstante, las ecografías
muestran su real valor cuando son realizadas en los momentos del
embarazo en que entregan información realmente relevante.
Imagen La ultrasonografía o
ecografía obstétrica, es un método de diagnóstico que se basa en el uso
de ultrasonido (sonido de alta frecuencia, no audible), para evaluar las
estructuras fetales y anexos ovulares durante la gestación. La
aplicación del ultrasonido se ha mostrado exento de riesgos para la
madre y el feto, existiendo en la actualidad diversas formas de esta
técnica, bidimensional (2D), tridimensional (3D) y tiempo real (4D), lo
que permite obtener imágenes anatómicas cada vez más cercanas a la
realidad.
La ultrasonografía o ecografía
obstétrica, es un método de diagnóstico que se basa en el uso de
ultrasonido (sonido de alta frecuencia, no audible), para evaluar las
estructuras fetales y anexos ovulares durante la gestación. La
aplicación del ultrasonido se ha mostrado exento de riesgos para la
madre y el feto, existiendo en la actualidad diversas formas de esta
técnica, bidimensional (2D), tridimensional (3D) y tiempo real (4D), lo
que permite obtener imágenes anatómicas cada vez más cercanas a la
realidad. Adicionalmente se ha agregado el estudio Doppler color, que
permite evaluar el flujo sanguíneo en diferentes áreas maternas y
fetales, pudiendo predecir con semanas de antelación eventos
intrauterinos adversos.
Todo lo anterior, destaca el Dr.
Varela, tiene el propósito de disminuir la morbilidad y mortalidad
perinatal, puesto que todas las embarazadas tienen algún riesgo de
presentar complicaciones durante su gestación. Estas pueden ser
ocasionadas a causa de antecedentes familiares; enfermedades maternas
como la diabetes, hipertensión arterial, lupus o fenilcetonuria, entre
otras; a si como por exposición a teratogenos durante el embarazo como
el alcohol, las drogas, los anticonvulsionantes o los antagonistas al
ácido fólico; o bien por infecciones intrauterinas como la rubéola, el
parvovirus, el virus coxsackie o el citomegalovirus.
Para conseguir un mayor
rendimiento del examen ultrasonográfico, se han determinado etapas del
embarazo en las cuales se debe efectuar las exploraciones de rutina. Es
así como se aconseja un estudio entre las 11 y 14 semanas. Luego una
exploración a las 22 a 26 semanas y finalmente entre las 32 y 34 semanas
de gestación.